¿Te ha pasado, alguna vez, que tienes una idea de cómo hacer las cosas super clara en tu mente, pero a la hora de aplicarla te cuesta? Tienes súper claro cómo gestionar tus emociones, sabes que quieres responder con asertividad a los conflictos, que necesitas espacio para respirar y cuidarte, que lo mejor es hacer cambios en tus hábitos insanos, dejar esa relación que te limita, decirle a tu jefx exactamente lo que piensas… y en tu cabeza sabes todo lo que tienes que hacer. La teoría completa.
¿Qué pasa entonces a la hora de aplicarlo? La mente es un campo de ensayo que nos permite visualizar diversas situaciones, con nuestras acciones, discursos, emociones y también la de las personas que forman parte de esa situación. Y esto puede ser de gran ayuda, porque es un entreno que estás realizando más allá de que sea “real” o no. Aunque también me doy cuenta, cuando escucho a las personas que acompaño, que esa teoría, eso que sabes tan bien, no lo aplicas como te gustaría.
Has leído libros, asistido a charlas, talleres e incluso a terapia. Pero hay algo dentro de ti que no hace clic. Y te sientes en el mismo lugar. Tienes más conocimiento, pero estás ahí.
Las personas que nos dedicamos a comunicar, o al menos, hablo por mí, temas de desarrollo y crecimiento personal, proyectamos en nuestras palabras horizontes. Facilito que puedas ver esa imagen deseada que va a activar tu sentido y dirección, y te ayudará a crear tu plan de acción. En las sesiones de coaching acompaño al, o la, cliente a generar un baile entre el horizonte y el momento presente. En ese equilibrio, está la clave. Como un funambulista que mira al horizonte sintiendo la cuerda en sus pies y la pértiga en sus manos. De cada paso depende su éxito, y también de su mirada focalizada en la meta.
El conocimiento nos abre la puerta a los cambios que deseamos, tener la teoría clara favorece nuestra seguridad y confianza, conocemos cómo se hace. Aunque necesitamos algo más. Pasar del conocimiento a la sabiduría. A la experiencia. Ponerte en acción, dando esos pasos de funambulista para sentir, y no solo conocer, cuál es el camino que seguir. La persona sabía es aquella que, como dice José María Toro: “Sabe a qué sabe lo que sabe”. Ha probado las mieles de la acción, ha probado, fallado, reajustado, acertado… Y acercado a su objetivo.
Pon tu conocimiento en marcha. Los seres humanos tenemos el cuerpo y el cerebro con la estructura que tiene porque se ha ido moldeando durante millones de años, la evolución, la experiencia… vivir nos ha hecho quien somos hoy. Te pregunto:
¿Cuál es el primer paso que puedes dar para aterrizar el conocimiento sobre tu desarrollo personal? ¿Qué objetivo estás visualizando y focalizando? ¿Cómo vas a mantener el equilibrio entre el horizonte y el presente?
El hábito saludable se construye con la acción certera en dirección a tu objetivo. Un paso puede tener distintos tamaños y ser igual de valioso. La exigencia en su justa medida y las expectativas con O2, amplias. Camina y saborea, el resultado no es tan importante como el paso en sí.
Que tu sabiduría te acompañe.
Javi Castillo Rubio
Reconoce tu valor, cambia tu realidad.