Toc toc, tocan a mi puerta. Puedo sentir su energía, la conozco. Puedo decir que en otras ocasiones no ha tocado, no ha preguntado, directamente ha invadido mi espacio completando sin miramientos cada unas de mis dimensiones como ser humano. Lo he sentido en mi cuerpo, en mi mente, en mi emoción, en mi energía y ha llegado incluso, a la relación.
Ahora nos conocemos, reconozco su poder inmenso. Reconozco que en algún momento de mi vida he pedido que entrara sin pedir permiso, su mera presencia me ha hecho sentirme vivo. Una viveza que ahora no compro, un sentir que ha escapado a mi control y gestión, y ha tenido vida propia. Cogiendo el timón de mi existencia y dirigiéndome sin permiso a dónde más le ha convenido.
He escuchado, que le llaman sombra, cuerpo dolor, monstruo… y es cierto que la primera vez que se presenta, incluso la segunda y la tercera, miedo es lo único que he podido sentir.
Ahora, he comprendido que lo único que quiere es bailar, formar parte de la danza de la vida y por supuesto, sentirse protagonista de esta maravillosa existencia. Ahora he comprendido que el permiso de entrada no lo tiene él o ella, la acreditación la elijo yo, porque es una parte de mí.

Ahora, está tocando a mi puerta y os puedo asegurar que tengo ganas de abrirla de par en par, dejar que entre, que se adueñe y que dirija a su antojo.
Pero yo me siento diferente, con una consciencia y amplitud que antes no tenía. Puedo reflexionar: Sé que si la dejo entrar, posiblemente no obedezca cuando quiera que salga. Su sabiduría adolescente me fascina.
Tiene un poder inmenso y rebelde, tal vez por eso cuando llega a nuestra vida nos hace buscar el límite. De hecho hoy mismo, gracias a que se ha asomado por los alrededores de mi ser, he conectado con mi potencial. He dado sentido a una frase que alguien me dijo hace tiempo, he dado significado y significante a aquellas palabras, me he emocionado, he sentido Mi Verdad.
Solo tengo palabras de agradecimiento. Gracias por entrar sin permiso años atrás, gracias por no dejar de visitarme, por estar presente al mínimo descuido o cuando has sentido que era importante tu presencia. Gracias de verdad, sin ti la vida no sería igual, sin ti no estaría ahora escribiendo estas palabras, no estaría donde estoy, donde quiero estar.
Gracias de corazón, hasta la próxima. Eso sí, ahora elijo yo.
Javi Castillo Rubio