En la dimensión política y social surgió hace un tiempo el concepto “la máquina del fango” como un modus operandi. Se referían a todas aquellas noticias, filtraciones, primicias, de dudosa veracidad, facilitadas y ofrecidas por algunos partidos y personajes políticos a los medios de comunicación, para manipular y cambiar la visión de la población hacia algún otro partido o personaje político.
Pues bien, el otro día descubrí la máquina del fango, pero no en la dimensión social, si no en la dimensión mental. Dentro de nosotrxs en nuestros pensamientos, creencias, discursos internos…

Os explico. Estaba teniendo una conversación y de pronto saqué un tema candente que me conecto con la rabia, con la impotencia, con la inquietud… mientras iba hablando y explicándole a la otra persona lo que había ocurrido más conectaba con esas emociones y no sólo eso, si no que más ganas tenia de seguir criticando, y de manera correlativa enlazaba una crítica con otra como si no tuviera fin, cada vez encontraba más cosas que me gustaban menos, a cada minuto todo era peor, sin posibilidad ni de mejora, ni de arreglo; la única solución posible era seguir diciendo todo aquello que me parecía mal.
Y en un punto de lucidez dentro de aquella vorágine, me observé.
Me sentía cansado, me dolía la cabeza, mi estado energético estaba bajo, y decidí parar de hablar del tema, respirar y poner la atención en otra cosa. No me gustaba sentirme así, incluso me sentía mal por mis comentarios y afirmaciones.
Pero sabéis qué, esta situación se repitió en varias ocasiones. Con el mismo tema, haciendo los mismos comentarios y afirmaciones, sintiéndome del mismo modo que las veces anteriores. En todas ellas había activado “La máquina del fango”.
Sentía como me iba introduciendo en la misma dinámica, cómo perdía energía y me iba sumergiendo en una mente que se llena de un fango que engulle la amplitud, la perspectiva, el pensamiento lateral, que manipula a unx mismx negándole la visión clara, que hace que se vea la realidad sucia, de manera distorsionada. Este proceso interno más que descargarnos, nos carga.
Y en otro momento de lucidez, en la ultima conversación, me di cuenta cómo se iniciaba todo este proceso.
En el momento de expresar una situación que nos ha producido dolor, rabia, tristeza, cualquier emoción desagradable, si no lo hacemos de manera atenta, presente y consciente se activa un mecanismo automático dentro de nosotrxs que va rastreando todo aquello que no le gusta, hasta la cosa más ínfima, con el fin de alimentar aquellas emociones desagradables, produciendo creencias limitantes que llevan a una crítica vacía, sin dirección ni benevolencia.
Este mecanismo lo hemos creado nosotrxs, en nuestra labor de ingenieros de mentes y alimenta aquello en lo que focalizamos nuestra atención.
¡Por eso… Stop! Cuando sientas que tu “máquina del fango” se ha activado, cuando sientas tu energía baja a consecuencia de tu discurso interno y externo, respira profundamente… y desactívala, en ese momento. Vuelve a tu niñez y imagínate como moldeas ese fango, a modo de juego, que ha producido nuestro mecanismo convirtiéndolo en un pensamiento útil, eficaz… conectando con una situación vital que os permita dar amplitud y coger perspectiva.
¡Recordad! Somos ingenieros de mentes.
Javi Castillo Rubio.