Podríamos decir que estamos inmersos en una etapa dónde la crisis social, no sólo económica, sino de identidad, de valores, de ser humano/a, nos a redirigido a nosotros/as, a mirar el dolor que nos provoca dicha crisis para poder crecer y desarrollarnos, potenciando nuestro autoconocimiento y generando caminos que nos llevan a descubrir nuevos parajes de nuestro mapa interior. Ya sea de manera individual, o grupal, en sociedad.
Buscamos, rebuscamos, miramos y volvemos a mirar, con un mensaje claro: Encuéntrate a ti mismo/a. Y percibimos la sensación que en este encontrarnos, nuestra mirada se dirige hacia fuera, practicando diferentes técnicas, terapias, métodos, … que nos ayudan a conectar y a descubrir, pero de los cuales, en ocasiones, hacemos autoridad. Y esta delegación de poder, no nos deja encontrar nuestra voz.

Ese susurro que nos indica el camino, que nos acompaña, que nos guía, que nos hace sentir vivos/as, esa pasión y motivación que nace de lo más profundo de nuestro ser y nos dice claramente: ¡Esto es! Ese camino creativo y original que brota de una fuente: la nuestra.
Cuando empieza la incesante búsqueda de lo que somos, en ocasiones, el origen es el dolor, la inseguridad, la inquietud, una necesidad básica de reconocernos, identificarnos, recordarnos,… este viaje empieza des de nuestro ego desempoderado, esa parte de nosotros que cree que la vida es grande y se vive pequeño/a, que nos conecta con la supervivencia más básica, no física, si no psíquica, que se expresa potencialmente reactiva. Gracias a esta parte de nosotros, empezamos a dar los primeros pasos para encontrar nuestra voz, el mensaje y la acción que al desarrollar nos conecta con nuestra misión.
Paso a paso nos desvestimos de personaje para mostrar nuestra personalidad, ese “mi” o ese “yo” con los filtros de la mente y la emoción revisados, mirados de nuevo, para limpiar y recolocar nuestro espacio interno de aquello caduco que nos ha servido para llegar hasta aquí, ahora que lees esto, y ya podemos soltar.
Y brotar una acción renovada. No una acción nueva, porque seguramente tu voz, tu mensaje, se han estado presentando a lo largo de tu vida, con un volumen distorsionado por esos filtros, de mente y emoción, acumulados de límites, miedos, culpas…
Ahora eres tu quien elige el volumen y el valor que le quieres dar a “eso” que te pertenece, porque lo eres, a “eso” que estaba, está y estará siempre en ti, porque nace de tu fuente: original, creativa, única, especial… siéntela. Estas oyendo Tu Voz.
Que te esta diciendo? Hacia donde te lleva? Cual es tu aventura? Tu viaje? Tu camino? Puede ser un camino largo, o corto. Puede ser una aventura sinuosa o sencilla. Puede ser un viaje que te lleve lejos o que te mantenga cerca. Escúchala, mantente atento/a, deja que te guie, fluye con ella.
Pase lo que pase, te diga lo que te diga o te lleve hacia donde te lleve, el punto de inicio y el punto final siempre será el mismo: TÚ.
Javi Castillo Rubio