Hoy mientras estaba sentado, con los ojos cerrados, poniendo atención a mi respiración y observando todo el movimiento interno que tengo me ha venido una frase a la cabeza que ha resultado una breve revelación.
“La clave está en la atención”.
Se habla de presencia, de estar presente en el aquí y ahora, de fluir con lo que hay… aunque se habla menos de la herramienta que nos ayuda a conseguir todos estos estados que parecen tan apetecibles en el loco murmullo de nuestra sociedad actual.
Se habla mucho del proceso del cambio, algo natural en el ser humano y tema que me hace invertir gran tiempo de mi pasión y motivación.
Aunque hoy quiero poner el foco en otro proceso. El proceso de la atención.
Por falta de costumbre, más que por incapacidad, esta habilidad, en la mayoría de los casos, está poco entrenada. Y es por eso por lo que vamos de un lado para otro con la “Monkey mind”, como dicen los budistas.

¿Te ha pasado alguna vez que descubres algo “nuevo” en aquello que estás observando, aunque puede ser que haya estado siempre? Puede pasar con tu cuerpo, con tu pareja, en tu trabajo, con tus hijos, …
Por ejemplo, a mí una de tantas, me pasó con mi moto. Por una avería puse cada día mucha atención a la luz, en forma de motor, que aparecía en el panel. Una vez arreglada ya no aparecía dicha señal, aunque mi atención se fue a otra que también aparecía, pensando que era nueva. De nuevo algo fallaba. Después de revisarlo me di cuenta de que aquel testigo siempre estaba en el panel al encender la moto des del momento en que la compré.
Si llevas esta misma acción a tus pensamientos, ¿Cuántos de ellos son repetitivos? Llevan un largo tiempo contigo, aparecen y desaparecen de tu pantalla mental. Y siempre que les prestas atención parece que, de nuevo, recobran el protagonismo. Nuestra mente siempre está generando ideas e imágenes. Es su aportación adaptativa para nuestra supervivencia. La información que recibe de nuestro interior y del exterior, consciente e inconsciente, la traduce para hacerte llegar el mensaje.
David del Rosario, en su libro “El libro que tu cerebro no quiere leer” comenta que al igual que nuestro corazón bombea, nuestro cerebro piensa. Y es una frase que me ha ayudado a comprender cuanta importancia tiene la atención. Ya que nuestra mente se lleva un % muy elevado de nuestra atención en el día a día, incluso creyendo que todos esos pensamientos los generamos de manera consciente e intencionada.
Y sumo otra variante, ¿Esos pensamientos a los que prestamos atención que emoción traen de la mano?
¿Puede ser que tu atención se active en gran parte cuando tienes miedo o cualquier otra emoción desagradable? Como reflejo de supervivencia, de tensión y preparación a la lucha, la parálisis o la huida.
Y es aquí donde quiero que prestéis más atención, entiéndase el juego de palabras. La atención, como habilidad, podemos moldearla. ¿Qué emoción te gustaría que activara más tu atención? Tal vez la alegría, el amor, la motivación, la tranquilidad, la seguridad, la confianza…
Elige una de ellas, la que para ti sea más útil en este momento. Piensa en una situación de cualquier contexto y tiempo que haya sucedido o quieras que suceda en tu vida, asociada a la emoción que has elegido. Por ejemplo, yo pienso en la seguridad que sentía haciendo el Camino de Santiago, estaba allí dónde mi mente y mi corazón indicaban.
Báñate en esa situación asociada a la emoción que has escogido. Permítetela sentir como si estuviera sucediendo ahora. Sumérgete en las imágenes, sonidos, olores, sensaciones… intensifica todo lo que te aporta esa situación.
Y cuando estés en la máxima expresión de esa situación, sintiendo intensamente la emoción que has escogido, observa como puedes cambiar tu atención. ¿Hacia dónde la diriges? Cuando te miras, cuando miras a tu pareja, a tu familia, a tu trabajo, …
La atención como recalcaba antes es una habilidad que interviene en un proceso. Puedes jugar con ella, dándole intensidad, perspectiva, distancia… Influyendo en el resultado de tu mirada y tu estado emocional.
Repite este ejercicio, entrena la habilidad de tu atención, todas las veces que te sea posible. El proceso de la atención requiere de tu foco y también de tu emoción más poderosa.
Javi Castillo
Reconoce tu valor para crear una realidad diferente.