Donde hay patrón no manda marinero. Es una frase que me viene a la mente cuando pienso en los hábitos, en los patrones y en las acciones subconscientes que habitan en nosotros y que percibimos como limitantes.
Si das un paso atrás, cogiendo perspectiva, mirándote como si los ojos de otra persona te estuvieran viendo. ¿Tú eres patrón/a o marinerx?. Tal vez te des cuenta de que el patrón, el hábito o la creencia limitante es la que dirige el rumbo de tu navegación personal. Aunque puedes tranquilizarte porque este mecanismo nos ha ayudado a sobrevivir durante millones de años, así que tiene su función positiva para nosotrxs. Has delegado esa tarea para tu comodidad y tu descarga mental.
La pregunta es ¿Todo lo que has delegado de manera consciente o inconsciente a esas creencias y patrones que tienes, te hace sentir bien? ¿Y si ocupas el lugar de patrón y a tus creencias limitantes le cedes el lugar de marinerxs, que sería diferente en tu vida?
Si has podido imaginar el cambio de papeles, estoy seguro de que tu respuesta ha sido positiva porque has enfocado tu mirada hacia lo que te gustaría conseguir, estando más cerca de lo que consideras tu identidad y tu mejor versión. ¿Des de esta posición, que directriz das a tus creencias y patrones limitantes? ¿Qué de nuevo se te ocurre que puedes hacer? ¿Qué compromiso puedes adquirir contigo mismx para acercarte a lo que deseas?
Está demostrado científicamente que un cambio conlleva una inversión de energía y tiempo. Esa energía, en muchas ocasiones, con forma de frustración, impotencia e inseguridad. Atravesando la maleza, con pasos algunos firmes y otros titubeantes, para conquistar nuestra meta y quitarle el timón a nuestro patrón-creencia limitante.
Para hacer más llevadero el viaje hacia tu destino, te propongo otro recurso. Imagínate que ya has conseguido aquello que deseas, visualízate ahí con todo tipo de detalles, qué ves, qué hay a tu alrededor, si hay alguien que te acompaña, qué colores hay, cómo es la luz y el tono, si la representación es grande o pequeña de tamaño, si te ves en primera o en tercera persona, … Seguidamente, pon atención a lo que escuchas, si hay sonido o silencio, si alguien te dirige algunas palabras o si te dices algo a ti mismx… Para después dejarte sentir tu cuerpo. Cómo te sientes en este momento que ya has logrado aquello que quieres. Cuando hayas construido esa experiencia, grábala en ti a través de un gesto o poniendo la mano sobre tu pecho. Cómo si fuera el ancla que te asegura que sigues en el rumbo correcto, que te acompaña hasta el final de tu navegación, tu sueño.
También, si te propones navegar hacia nuevos rumbos, siendo tu el patrón/a al mando de tus creencias y hábitos menos saludables para ti, traza una ruta realista y ecológica para ti. Que tengas clara cuál es tu dirección y que la velocidad sea secundaria. Y pon atención en que tus logros, los tesoros que descubras en tu navegación, dependan exclusivamente de tu dedicación. Así será más fácil que sigas ocupando tu lugar. Ese que dirige el timón del ser humano que eres.
Cómo decía William Ernest Henley en el poema Invictus: “Soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma”.
Y recuerda si necesitas acompañamiento en tu navegación, puedes contar conmigo para formar parte de tu tripulación. Estoy al servicio para facilitar el logro de tus objetivos.
Buen viaje.
Javi Castillo Rubio