La luna cuando se muestra plena es cuando más nos llama la atención. Admiramos su belleza, su magnetismo, la luz que alumbra la noche oscura. Sin embargo, los seres humanos pasamos un largo ciclo de nuestra vida en estado creciente o menguante pero pocas veces nos permitimos mostrarnos en plenitud, conectando con nuestra vulnerabilidad y nuestro potencial, con nuestra luz y oscuridad y viviendo con la misma intensidad todos los tramos del ciclo vital.
El hecho de mostrarnos parcialmente, según convenga en la situación en la que estamos para nuestro beneficio y protección me hace cuestionarme. ¿Cuál es el motivo por el cual escondemos nuestra luna llena? ¿Qué es aquello que nos dicta la orden de mostrar una parte recogida y sobreprotectora de nosotrxs mismxs?
Tal vez sea el miedo al rechazo, el no formar parte de la tribu en la cual hemos crecido. Aunque es curioso porque esta manera de construirnos y crecer nos hace sentirnos súbditos, cediendo el poder que nos otorga ser lxs protagonistas de nuestra propia vida.
¿Qué necesitamos para dejar atrás aquello que nos genera sufrimiento? ¿Qué puede hacer que cambiemos de estado en nuestro ciclo vital? ¿Cómo podemos conectar con un estado pleno?
Seguramente tienes presente que los ciclos, como todo en la vida, van cambiando y pasamos una y otra vez por situaciones similares, aunque nuestro aprendizaje y sabiduría vayan evolucionando. Cada vez podemos dar respuestas nuevas y por lo tanto lo que nos sucede nos aporta aprendizajes nuevos. Aunque las situaciones parezcan copias idénticas de nuestras huellas pasadas.

Te imaginas poder vivir con intensidad tu felicidad, tu poder, tu sabiduría, tu belleza… y también tu vulnerabilidad. En la metáfora de la luna, si miro al ser humano, me viene con fuerza esa palabra: vulnerabilidad. Todo lo que nos sucede, para bien y para menos bien, nos influye y remueve nuestros sistemas. Y si la clave para poder mostrarnos plenxs es reconocer esa bendita parte de nosotrxs que nos hace sentirnos pequeñxs e insignificantes en el inmenso universo y a la vez creernos que somos el centro de toda vida.
¿Cuántos seres humanos han representado nuestra historia y al igual que nosotrxs vivieron siendo el centro de la existencia para luego en un espacio de tiempo relativamente corto marchar y dejar sus huellas en el camino?
Date cuenta de que es maravilloso sentir el poder en nuestra pequeñez, sentirnos protagonistas e importantes, con capacidad de influir en las decisiones más trascendentales de nuestro tiempo. Y también que nuestro ciclo vital cambiará, y nos dejaremos de ver igual que la Luna nueva.
¿Te das permiso entonces para brillar en plenitud?
Javi Castillo Rubio